En 1751[1],
Nicolás de la Quintana
vendió sus dos suertes de estancia sobre el Luján al Convento Betlemítico de
Buenos Aires. Aunque el traspaso de la propiedad comprendía los derechos sobre
pastos y montes, LOS HABITANTES DE LAS INMEDIACIONES parecieron no comprenderlo
así, pues pretendían el libre disfrute de las maderas en terrenos que
consideraban comunales. En diciembre de 1751, LOS VECINOS DEL LUJÁN y LA CAÑADA DE ESCOBAR, se
quejaron en una presentación ante el Cabildo de Buenos Aires “DE QUE LOS P.P
VELEMITAS LES IMPIDEN EL QUE PUEDAN CORTAR LEÑA, PAJA, ESTACAS Y DEMÁS
MENESTERES PARA EL ABASTO DE SUS CASAS EN LA COSTA DEL PARANÁ,
TIERRAS REALENGAS Y DESTINADAS PARA ESTE FIN”.
El Cabildo que en la primera mitad del siglo se inclinara a
favor de los terratenientes, respaldó EN
ESTE CASO A LOS PETICIONANTES Y ENVIO UN RECADO AL PADRE PRESIDENTE DE LA ORDEN PARA QUE NO
ESTORBARA EL CORTE DE LEÑA EN LAS AGUAS BAJAS DEL RIO.
CUATRO AÑOS MAS
TARDE, LOS VECINOS DEL PARTIDO ENFRENTARON IDENTICAS PROHIBICIONES POR PARTE
DEL CAPITÁN FERMÍN DE PESOA, QUE LES IMPEDÍA QUE PUEDAN PASAR A LOS MONTES DEL
PARANÁ A CORTAR LEÑA, PAJA, CAÑAS, MADERAS Y LO DEMÁS QUE FRUCTIFICAN LOS
MONTES REALENGOS.
Pezoa excusó su actitud,
pretextando que el INGRESO DE ESTOS FAENADORES ocasionales le causaba
DAÑO EN LAS HACIENDAS. Pero el ayuntamiento porteño, ante quien fue llevado el
caso, ordenó a Pezoa que; NO LES EMBARACE LA ENTRADA , NI CORTE DICHOS
EFECTOS POR CONVENIR AL BIEN PÚBLICO.
EN 1756, el capitán Pezoa vendió su parte en el Rincón de
Escobar a Don Manuel de Pinazo,una estancia situada EN LA ISLA DE ESCOBAR DE LA BANDA DE ADENTRO, CUYOS
GANADOS PUSO AL CUIDADO DE ESCLAVOS NEGROS (el mismo era hijo de una esclava
negra).
quedando de esa forma desvinculado de la más
extensa porción de latifundio de Riglos. Solo conservó las dos suertes
principales que le tocaron sobre el Luján y
Con Pinazo, la disputa sobre los bañados volvería a
repetirse, ya que éste intentaría agregarlos a sus dominios.
En 1774 realizó la mensura de sus posesiones en Escobar que
partía desde la “lengua del agua” y no desde la barranca, como había sido
costumbre desde el reparto de Garay. Al ser desplazados los linderos VARIAS
POBLACIONES RESULTARON COMPRENDIDAS DENTRO DE SU PROPIEDAD, quedando los
PERJUDICADOS en la opción de pagarle el
arrendamiento por el TERRENO o DESPOBLAR SUS FINCAS. Diecinueve vecinos
elevaron su petición ante el Cabildo de Luján, nuevo árbitro DESDE QUE ESTE
POBLADO SE CONSTITUYERA EN VILLA, en que denunciaban las ideas ambiciosas
de Pinazo, cuya petición era la de CONSTITUIR A TANTOS INFELICES BAJO EL
YUGO DE ARRENDATARIOS.
Siguiendo la tradición iniciada por el Cabildo porteño, el
de Luján dictaminó que Pinazo NO INNOVE EN ESTO LA COSTUMBRE INMEMORIAL
DE AMENSURAR LAS TIERRAS DESDE LAS BARRANCAS DEL BAÑADO, QUEDANDO ÉSTE LIBRE.
Principios consuetudinarios rescatados por la legislación indiana, reservaban
estas aguadas, pasto y montes AL USUFRUCTO COMUNITARIO.
Terratenientes como Pezoa, de la Quintana , los Betlemitas
y Pinazo aspiraron a convertirse en propietarios de los bañados, pero aunque en
la primera mitad del siglo sus pretensiones obtuvieron el respaldo del Cabildo
porteño, hacia mediados de la centuria, tanto éste ayuntamiento como el de
Luján, viraron su posición hacia la defensa “del bien público”, desconociendo
las pretensiones de éstos latifundistas a la titularidad sobre las tierras
bajas y sus riquezas forestales. Ello no impediría empero, que la tendencia a
la apropiación de terrenos comunales, que Mariluz Urquijo atribuye al avance
arrollador de los principios individualistas, pero que no es más que otra
faceta, para que la lucha de los terratenientes por obtener el completo control
del suelo cobrara su impulso
Definitivo hacia fines del siglo XVIII; no faltan ejemplos de ello para
el resto de la Campaña
bonaerense.[2]
En igual sentido – sobre la actividad y ubicación de la
población rural- nos dice un analista norteamericano, especialista en
“fronteras”:
“…Un censo de la
ciudad de Buenos Aires en 1744 solo registraba 327 propietarios en una
población de más de 16.000 habitantes. En la campaña había solo 168
propietarios entre más de 6.000 residentes rurales. Unos pocos dueños
controlaban bastas extensiones de 333.000 a 400.000 acres , dónde
los esclavos sacrificaban ganado cimarrón para aprovechar el cuero y el sebo.
Veintitrés estancieros dominaban LAS FERTILES MARGENES DEL RIO DE LA PLATA , EL PARANÁ Y EL RIACHUELO,
formando un cinturón de hierro…”[3]
O sea que seguimos hablando de personas, asentadas, con una
división del trabajo, con una identidad y plena conciencia de las diferencias,
roles y status que toda sociedad conforma. Pero la “mentalidad conquistadora”
está estructurada de esa manera: ve
desiertos, dónde hay un mundo distinto al propio. No en vano, los primeros geopolíticos
–españoles- renombraron tierras, personas y naturaleza ajenas, con términos y
palabras propias. Ciudades, regiones, tribus, se convirtieron en la extensión
del Imperio Español.
Probada entonces, la presencia de habitantes en nuestra
región, sería conveniente detenernos en ciertas disposiciones con respecto al
origen de los pueblos de la provincia de Buenos Aires:
“EN TORNO A
Fernando Enrique Barba
A través de los años, el Archivo Histórico de la Provincia de Buenos
Aires debió responder innumerables consultas sobre la fecha de creación de
diferentes pueblos y partidos. Por ello, se fueron estableciendo pautas
generales que luego se convirtieron en normas, que pueden resumirse en los
siguientes puntos:
Determinación de la fecha de creación de un
partido
1.- Durante el periodo colonial, se toma como
fecha la de la designación del Alcalde de Hermandad, por ello muchos partidos
creados antes de 1810 tiene como día de creación el 1° de enero;
2.- Para el período independiente, leyes y
decretos que fijan la fecha con toda exactitud. En el caso de las leyes,
siempre se considera la fecha de promulgación.
Determinación
de la fecha de fundación de un pueblo o ciudad
l.- Acta de fundación; este es uno de los casos
más raros y en la provincia de Buenos Aires la más conocida es la de la
fundación de la ciudad de La
Plata ;
2.- Decreto o ley de creación. Muchas veces los
decretos de aprobación de la creación de un pueblo no aparecen publicados y
entonces se debe rastrear el expediente de solicitud. El mismo puede
encontrarse en el Archivo Histórico o en la Dirección de Geodesia de
la Provincia
de Buenos Aires, tal es el caso de Tolosa, localidad del partido de La Plata. Los dos casos
anteriores son los más fáciles de resolver y en los que no caben
interpretaciones mayores. Sin embargo, gran número de pueblos, de origen
colonial y posterior a 1810, no se encuadran en los puntos anteriores, es
decir, no existe, o no se encuentra, ningún acta o norma legal en torno a su
fundación. En estos casos, la norma aplicable es la siguiente:
3.- La fecha del primer loteo.
4.- La fecha de la inauguración de la estación
ferroviaria, ya que muchos pueblos se originaron en forma espontánea en torno a
ellas.
5.- La fecha de establecimiento
del primer oratorio o iglesia, que sirvió para aglutinar población dando origen
a un pueblo…”[4]
Sumemos a ésta criteriosa jerarquización de los posibles
orígenes de las poblaciones bonaerenses, la presencia de otra ciudad de Belén pero
en la provincia de Catamarca. La presencia de un sacerdote emprendedor en 1681
y coincidentemente con su objetivo y pasión cristianos, dirigidos a la VIRGEN
DE BELEN,
motivó ese nombre.
La autoridad del historiador Enrique Barba, lo exime de cualquier duda en el articulado producido
y arriba mencionado. Los mismos siguen – fundación a partir de Fuertes, etc.,
pero no cubren nuestro debate. EL PRIMER ORATORIO. Es nuestro caso. Porque fue
primero, anterior, al loteo de 1877. Oratorio Betlehemita, que, como vimos
registró aglutinación de personas, con sus labores y conflictos, con identidad,
hasta llamados vecinos por la autoridad virreinal. Con una identidad dada por
la devoción al niño Jesús de…Belén. Y recordemos que en esos tiempos la
religión, era toda una ideología de referencia social y cultural. Fueron
también propietarios. Y una situación que hace al “pueblo” como tal, el de
apaciguar los conflictos, para que prime el BIEN COMUN. Es decir, algo para
todos. Los autores iluministas locales, han manifestado inclusive una posible
transliteración del nombre Belén de Escobar, justamente a la aglutinación
social que comentamos. “Podríamos”, dicen los mencionados, que “la devoción de
Doña Eugenia Tapia de Cruz por el Niño Dios, bien pudo ser consecuencia de su
admiración hacia aquellos monjes hospitalarios, que sacrificaron sus vidas a
favor de los pobres, los menesterosos, inválidos y enfermos.[5] No, no
podríamos. Fue. Por eso Belén.
Con respecto a la Estación ferroviaria, tampoco cabe, porque
espontáneamente no se creó un pueblo. YA ESTABA. Lo afirman hasta los autores
iluministas locales. Y fueron habitantes, y vecinos, legitimados por las
autoridades coloniales.
Fueron los primeros vecinos
de Escobar. No es posible olvidarlos. Menos aún, seguir negándolos. Existieron,
porque allí vivieron, trabajaron y murieron. Pero, no es nuevo esto de pisar la Historia …lo que no se
puede es borrarla.[6]
Lo mismo sucedió con el siguiente enclave, el de 1877 y años siguientes, con el
ferrocarril británico cortando en varias secciones todo el territorio y
alejándonos del río Paraná. Una Geopolítica desde afuera.
[1]
Fue el 5 de noviembre de 1751. Las propiedades de las que hablamos, fueron de
los Bhetlemitas desde ese año hasta 1779.
[2]
Birocco, Carlos María en Los expediente del Valle de Santiago Apéndice 1 de
Francisco Javier de Eitzaga Amorrootu.
[3]
Slatta, Richard W. Los gauchos y el ocaso de las fronteras.
Editorial Sudamericana.1983.Página 161.
[4]
Texto extraído de la REVISTA DE HISTORIA BONAERENSE,
N° 9, año 1996, y enviado al autor por el Instituto de Historia de Morón y por
su Directora la
Profesora Graciela Sáez.
[5]
Gnemmi, Arnoldo Argentino. “Belén de
Escobar: el porqué de sus nombres. 2das jornadas de Historia del Partido del
Pilar, 1992.
[6]
Chávez, Fermín. En
conferencia dictada en Escobar en 1989.
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