En el sitio de Las Vizcacheras se conjugaba una leyenda urbana: la de ser un lugar extraño, un antiguo cementerio indio dónde todavía se podía ver a la “luz mala”. Decían que el lugar era casi inaccesible por tierra. Y que podría haber sido además un campo de batalla entre colonizadores y naturales del lugar. Un espacio-tiempo mágico de nuestra zona. Además muchos pobladores aseguran poseer puntas de flecha y otros elementos líticos del lugar. También antiguas armas europeas.
EL TRABAJO DE INVESTIGACIÓN –EFECTUADO DESDE EL AÑO 1998- ES UNA PRODUCCIÓN NETA DEL MUSEO CAMPIGLIA EN SUS INICIOS. PRESENTÓ DOS ETAPAS. LA PRIMERA ESTUVO ENCABEZADA POR INTEGRANTES DE LA EX ASOCIACIÓN AMIGOS DEL MUSEO, CUYA REPRESENTACIÓN EN LA EXCAVACIÓN ESTUVO A CARGO DE ADRIÁN SERGIANI Y MARCELA AGUYARO. EL GRUPO C.A.CI.AR INTERVINO EN LA EXCAVACIÓN Y DIVERSAS CHARLAS EN EL MUSEO SOBRE LAS TAREAS REALIZADAS.
FINALMENTE EL LICENCIADO EN ANTROPOLOGÍA DANIEL LOPONTE GENERÓ EL SIGUIENTE INFORME:
El sitio “Las Vizcacheras” constituye un importante yacimiento arqueológico de la provincia de Buenos Aires, que nos permite conocer las condiciones paleontológicas del área, a sus antiguos habitantes y posee una importante información acerca de las adaptaciones humanas al medioambiente del pasado.
Los materiales recuperados en éste sitio corresponden a un campamento de grupos de cazadores-recolectores prehispánicos cuya economía estaba centrada en la pesca de silúridos (armados y bagres) y la caza de mamíferos: ciervo de los pantanos (Blastocerus dichotomus), Venado de las Pampas (Ozotoceros bezoarticus) y coipo o falsa nutria (Myo castor coypus).
Como taxones secundarios se cazaban otros animales pero de una forma más oportunista (iguanas, guanacos, ñandúes, pequeñas aves y roedores como el cuis).
Los restos óseos de estos animales han sido recuperados en numerosos yacimientos del área, y a través de su identificación, podemos llegar a conocer que comían los antiguos habitantes del norte de la Provincia de Buenos Aires.
Estos grupos que produjeron los sitios arqueológicos que hoy se encuentran en el Partido de escobar empleaban un extenso territorio que abarcaba el sur de la provincia de Santa Fe, sudeste de Córdoba y Norte de la provincia de Buenos Aires. En efecto, los grupos cazadores-recolectores se caracterizan por poseer una alta movilidad residencial, lo que se traduce en varios traslados durante el año de un campamento a otro. En consecuencia, la tecnología era esencialmente transportable y los campamentos estaban construidos con materiales perecederos.
Los instrumentos que empleaban para la caza, la pesca y las tareas domésticas están confeccionados en piedra, hueso y presumiblemente en madera (de la que hay registro arqueológico, ya que esta decae con el tiempo). Artefactos para estos fines han sido recuperados en numerosos yacimientos del Partido de Escobar, dentro del cual, el sitio “Las Vizcacheras” constituye un ejemplo.
Los instrumentos más comunes consisten en punzones para el trabajo del cuero, puntas de arpones para la pesca y algunos objetos de adorno personal como cuentas de colla realizadas en dientes de zorro o valvas de moluscos. Por lo general, los instrumentos recuperados están fracturados como el caso de los arpones, lo que demuestra el stress mecánico al cual estaban expuestos. En el caso de las puntas de proyectil de piedra y de los instrumentos líticos en general, son sumados escasos debido a que en el área de captación de recursos no hay afloramientos rocosos de donde puedan extraerse estas materias primas. De esta forma, las rocas pasaron a constituirse en un bien escaso cuya utilización se daba de forma tal que los instrumentos tendieron a una notable pequeñez en orden de maximizar su uso y minimizar el costo asociado a la obtención de rocas, que presumiblemente se hacía por intercambio o más probablemente como parte de un círculo anual de movilidad.
Esta carencia de rocas explica en parte el desarrollo del instrumental óseo, del cual pueden citarse puntas de proyectil, perforadores y el empleo del valvas de moluscos, presumiblemente empleados para las tareas de raspado de los cueros de los cueros de los mamíferos obtenidos en la caza.
La alfarería de estos sitios es uno de los elementos no transportables más abundantes que se recuperan, por lo cual, una vez abandonado el campamento, estos recipientes presumiblemente, quedaban en el mismo sitio abandonados. La gran cantidad de cerámica producida y el costo asociado a su fabricación, nos indican que estos grupos, si bien eran nómadas, poseían cierto grado de estabilidad en cada campamento.
La materia prima para la confección de alfarería se encuentra en numerosos bancos de arcilla ubicados en las costas del Paraná, el río Luján y diversos arroyos menores del área. La cocción que necesita la cerámica para terminar su proceso de fabricación se recolectaba de los abundantes montes de tala que se extendían por esta zona para la época de la colonia, de los cuales aún quedan relictos.
Los tipos cerámicos asociados a estos campamentos constituyen ollas de boca abierta y escudillas, cuyos diámetros variaban entre una 10cm. Hasta unos 40 cm. En promedio. Hay recipientes menos comunes que no están comprendidos dentro de las medidas, pero que son más bien excepcionales. Es posible pensar que una gran parte de la esta alfarería se utilizaba para ampliar el espectro de la fracción consumible de las presas de caza y del componente vegetal de la dieta, de la cual solo se sabe que consumían frutos de la palmera de Pindó, por haber sido halladas en el sitio.
El tipo humano asociado a estos campamentos denotaban una población de importante talla, que en los varones adultos promediaban 1,75m, con alturas máximas hasta ahora medidas de 1,85m. Los análisis de dita sugieren que eran poblaciones sin carencias nutricionales importantes, lo cual estaba de acuerdo a la gran productividad del ambiente y la baja población {on asociada al mismo durante el período prehispánico.
La antigüedad de los restos de “Las Vizcacheras” puede deducirse por la ubicación estratigráfica y geomorfológica del sitio donde se encuentra el mismo. En éste sentido, es factible considerar que los restos de éste sitio fueron dejados en un lapso comprendido entre 1.500 y 500 años antes del presente. La falta de materiales de procedencia europea como así también de huesos de animales exóticos (del Viejo Mundo) nos hacen considerar factible pensar que el campamento fue ocupado masivamente con anterioridad a la conquista del área.
Históricamente en el norte de la provincia de Buenos Aires, a orillas del Paraná se encontraban diferentes grupos aborígenes que los españoles bautizaron o retomaron el nombre de “Chaná”, “Chaná Timbú”, “Timbú”, “Querandí”, y “Guaraní”. Obviando estos últimos, cuya identificación arqueológica es más sencilla, es dificultoso trasladar estas categorías etnohistóricas al registro arqueológico. Aún más, el sitio Las Vizcacheras, se generó principalmente con anterioridad a la llegada de los europeos, de modo que el cuadro histórico, no solo es incompleto, sino que es posterior a la generación de éste campamento, por los tanto inadecuado para efectuar analogías históricas directas.
El sitio “Las Vizcacheras” constituye un importante yacimiento arqueológico de la provincia de Buenos Aires, que nos permite conocer las condiciones paleontológicas del área, a sus antiguos habitantes y posee una importante información acerca de las adaptaciones humanas al medioambiente del pasado.
Los materiales recuperados en éste sitio corresponden a un campamento de grupos de cazadores-recolectores prehispánicos cuya economía estaba centrada en la pesca de silúridos (armados y bagres) y la caza de mamíferos: ciervo de los pantanos (Blastocerus dichotomus), Venado de las Pampas (Ozotoceros bezoarticus) y coipo o falsa nutria (Myo castor coypus).
Como taxones secundarios se cazaban otros animales pero de una forma más oportunista (iguanas, guanacos, ñandúes, pequeñas aves y roedores como el cuis).
Los restos óseos de estos animales han sido recuperados en numerosos yacimientos del área, y a través de su identificación, podemos llegar a conocer que comían los antiguos habitantes del norte de la Provincia de Buenos Aires.
Estos grupos que produjeron los sitios arqueológicos que hoy se encuentran en el Partido de escobar empleaban un extenso territorio que abarcaba el sur de la provincia de Santa Fe, sudeste de Córdoba y Norte de la provincia de Buenos Aires. En efecto, los grupos cazadores-recolectores se caracterizan por poseer una alta movilidad residencial, lo que se traduce en varios traslados durante el año de un campamento a otro. En consecuencia, la tecnología era esencialmente transportable y los campamentos estaban construidos con materiales perecederos.
Los instrumentos que empleaban para la caza, la pesca y las tareas domésticas están confeccionados en piedra, hueso y presumiblemente en madera (de la que hay registro arqueológico, ya que esta decae con el tiempo). Artefactos para estos fines han sido recuperados en numerosos yacimientos del Partido de Escobar, dentro del cual, el sitio “Las Vizcacheras” constituye un ejemplo.
Los instrumentos más comunes consisten en punzones para el trabajo del cuero, puntas de arpones para la pesca y algunos objetos de adorno personal como cuentas de colla realizadas en dientes de zorro o valvas de moluscos. Por lo general, los instrumentos recuperados están fracturados como el caso de los arpones, lo que demuestra el stress mecánico al cual estaban expuestos. En el caso de las puntas de proyectil de piedra y de los instrumentos líticos en general, son sumados escasos debido a que en el área de captación de recursos no hay afloramientos rocosos de donde puedan extraerse estas materias primas. De esta forma, las rocas pasaron a constituirse en un bien escaso cuya utilización se daba de forma tal que los instrumentos tendieron a una notable pequeñez en orden de maximizar su uso y minimizar el costo asociado a la obtención de rocas, que presumiblemente se hacía por intercambio o más probablemente como parte de un círculo anual de movilidad.
Esta carencia de rocas explica en parte el desarrollo del instrumental óseo, del cual pueden citarse puntas de proyectil, perforadores y el empleo del valvas de moluscos, presumiblemente empleados para las tareas de raspado de los cueros de los cueros de los mamíferos obtenidos en la caza.
La alfarería de estos sitios es uno de los elementos no transportables más abundantes que se recuperan, por lo cual, una vez abandonado el campamento, estos recipientes presumiblemente, quedaban en el mismo sitio abandonados. La gran cantidad de cerámica producida y el costo asociado a su fabricación, nos indican que estos grupos, si bien eran nómadas, poseían cierto grado de estabilidad en cada campamento.
La materia prima para la confección de alfarería se encuentra en numerosos bancos de arcilla ubicados en las costas del Paraná, el río Luján y diversos arroyos menores del área. La cocción que necesita la cerámica para terminar su proceso de fabricación se recolectaba de los abundantes montes de tala que se extendían por esta zona para la época de la colonia, de los cuales aún quedan relictos.
Los tipos cerámicos asociados a estos campamentos constituyen ollas de boca abierta y escudillas, cuyos diámetros variaban entre una 10cm. Hasta unos 40 cm. En promedio. Hay recipientes menos comunes que no están comprendidos dentro de las medidas, pero que son más bien excepcionales. Es posible pensar que una gran parte de la esta alfarería se utilizaba para ampliar el espectro de la fracción consumible de las presas de caza y del componente vegetal de la dieta, de la cual solo se sabe que consumían frutos de la palmera de Pindó, por haber sido halladas en el sitio.
El tipo humano asociado a estos campamentos denotaban una población de importante talla, que en los varones adultos promediaban 1,75m, con alturas máximas hasta ahora medidas de 1,85m. Los análisis de dita sugieren que eran poblaciones sin carencias nutricionales importantes, lo cual estaba de acuerdo a la gran productividad del ambiente y la baja población {on asociada al mismo durante el período prehispánico.
La antigüedad de los restos de “Las Vizcacheras” puede deducirse por la ubicación estratigráfica y geomorfológica del sitio donde se encuentra el mismo. En éste sentido, es factible considerar que los restos de éste sitio fueron dejados en un lapso comprendido entre 1.500 y 500 años antes del presente. La falta de materiales de procedencia europea como así también de huesos de animales exóticos (del Viejo Mundo) nos hacen considerar factible pensar que el campamento fue ocupado masivamente con anterioridad a la conquista del área.
Históricamente en el norte de la provincia de Buenos Aires, a orillas del Paraná se encontraban diferentes grupos aborígenes que los españoles bautizaron o retomaron el nombre de “Chaná”, “Chaná Timbú”, “Timbú”, “Querandí”, y “Guaraní”. Obviando estos últimos, cuya identificación arqueológica es más sencilla, es dificultoso trasladar estas categorías etnohistóricas al registro arqueológico. Aún más, el sitio Las Vizcacheras, se generó principalmente con anterioridad a la llegada de los europeos, de modo que el cuadro histórico, no solo es incompleto, sino que es posterior a la generación de éste campamento, por los tanto inadecuado para efectuar analogías históricas directas.
LICENCIADO DANIEL LOPONTE.