viernes, 15 de octubre de 2010

EL CIRCOLO ITALIANO DE ESCOBAR EN LA SOCIEDAD COSMOPOLITA por CANIO NICOLÁS IACOUZZI

La importancia de las instituciones en el proceso de configuración del Partido de Escobar, ha sido enorme. La voluntad y la claridad de metas, ha sido siempre el norte de esas asociaciones humanas. Y el aporte inmigratorio ha sido valiosísimo. Es el caso, de nuestros queridos italianos, tan importantes, y tan fusionados, que podemos afirmar que la feliz conjunción de las patrias italiana y argentina, ha sido fructífero para todos. Para ellos, que lograron hacer de su venida a nuestra tierras, sus tierras también. Para los argentinos, que lograron así en grado sumo, la conformación de nuestra identidad. Ya somos uno. De la pluma exelente de , nuestro Pater Mundis, nos deleitamos con el orígen de una de estas instituciones. Don Canio Nicolás Iacouzzi




La última oleada de inmigrantes italianos en Argentina ocurrió entre 1947 y 1950. Al terminar la segunda guerra mundial, Italia quedó bastante maltrecha. A la gente mayor, que no tenía medios y valor para enfrentar un éxodo, se le brindaba la sola posibilidad de sujetarse a la situación imperante, mientras que los más jóvenes podían probar mayores probabilidades en tierra extranjera. El gobierno argentino, sabedor de la capacidad y espíritu de sacrificio del pueblo europeo, instituyó una suerte de contratos de trabajo para todos los que querían arribar a esta tierra. Los contratos eran solamente un "pro forma" puesto que, por mayoría, los inmigrantes quedaban almacenados en el Hotel de Inmigrantes en Retiro, esperando que empresas, particulares o alguien los sacara de esa jaula.
De todo modo Escobar tuvo su buena cuota de inmigrantes italianos, los que de alguna manera y a la brevedad, se ubicaron en distintas actividades. En esa época, había trabajo y la situación reinante era bastante buena. Al inicio de la década del 50 se calculaba que los inmigrantes italianos en Escobar llegaban casi al millar. Yo me encontraba entre ellos, y muy contento por la elección.
En 1950, Escobar era escasamente la sombra de los que hoy representa. Era apenas un pueblo. Muy pocas cuadras lucían pavimento de hormigón, abundaban las casas vetustas, y no todas las veredas gozaban del provilegio de las baldosas. El centro comercial quedaba reducido a solamente dos cuadras de la E. T. de Cruz, entre Colón y Asborno. Eso sí, la fama de los pollos al barro de Don Antonio Spadaccini llegaba hasta Buenos Aires, la de los corralones de Marcos Capello y Angiulo Ferrari, y también la Panadería Bertolotti. Aún así, Escobar se proponía como un lugar tranquilo, con buen aire y con la amabilidad de sus habitantes, lo que permitía vivir una vida sana y serena.
Lo percibimos y nos afincamos.
Pero todos sentíamos nostálgia de la propia tierra y de los seres queridos, la falta de conocimientos del idioma, las dificultades del trasplante. También advertíamos los tropiezos de la integración. en fin, todo sumaba para una existencia poco venturosa. A menudo, por la noche, mi oficina era el receptáculo de tantos compatriotas con el solo motivo de escucharnos recíprocamente las inquietudes y las dificultades, que, al final, eran las de todos.

Surgió así la urgente necesidad de nuclearnos. la primera idea fue de acercarnos a la "Societá Italia di Socorro Mutuo", calle Mitre 638, con la creencia que nos abrirían los brazos, y no fué así. Por problemas generacionales, nos miraron cautelosos, con cierta incomodidad y, luego de tantos cabildeos, nos dieron la posibilidad de reunirnos en una de sus dependencias. Producto de esa resolución fue una convocatoria a nuestra colectividad para echar las bases de una institución que nos representara. La misma se llevó a cabo en la tarde del 23 de Febrero de 1952, en la secretaría de la Sociedad Italia. Eran presentes a la reunión 22 italianos y dos argentinos con descendencia italiana: el Dr. Enrique Claudio Capello y el Ing. Alberto Ferrari Marín. No sabiamos como se estructuraba una comisión pero, luego de algunas tentativas elegimos una provisoria de apenas siete miembros. Me tocó el honor de la Presidencia.
La Comisión Provisoria designada en esa reunión estaba compuesta por: Ing. Canio Nicola Iacouzzi, Presidente. Sr. Tommasso Fiorenzoni, Vice presidente. Dr. Giorgio Lelli, Secretario. Sr. Cesare Graziosi, Pro secretario. Ing.Alberto Ferrari Marín, Tesorero. Sr. Angelo Perri, primer vocal. Sr. Almo Valentini, segundo vocal.
El orden del día enumeraba pautas y tareas, que nos proponíamos llevar a cabo, y también rendir un cálido homenaje a los fundadores de la "Societá Italia di Socorro Mutuo", la que habia sido producto del esfuerzo y sacrificio de otro grupo de italianos que había llegado a Escobar en la postrimería del 1800. Todo lo informaríamos a la Comisión Directiva, a la que le hicimos el pedido para obtener, en forma provisoria, el uso del salón desocupado en la planta alta del edficio. La copia del pedido lleva la fecha del 28 de febrero de 1952. La respuesta, fechada 12/4/52 y firmada por el Presidente Pedro P. Seminari y el secretario José A. Papa, rechazaba nuestro pedido por " considerar fuera de lugar la formación de una sociedad dentro de la otra". Luego, en la calle, los comentarios fueron las perversos: se nos vetaba el acceso por desconocer nuestra proveniencia y nuestra conducta.
Aceptamos el rechazo y consideramos que pensar en la "Societa Italia" era como perder tiempo.
Acabadas las esperanzas con esta institución, quedaba vigente nuestra insatisfecha aspiración de como organizar una institución que nos identificase.

Sin perder tiempo, concebimos la idea de trasladar los esfuerzos hacia la Sociedad Cosmopolita de Socorro Mutuo en Mitre 787. Una nuestra comisión "ad hoc" fue la encargada de visitar sus instalaciones con el fin de decidir sobre la seguridad de que fueran aptas prta nuestras exigencias.
No conocíamos quienes regían los destinos de la institución y tampoco sus instalaciones: nos contentamos de observarlas a través del cerco de ligustro y de la reja del portón. Consideramos que era un magnífico prado, aunque en muy malas condiciones, pero modificables mediante unos cuantos trabajos de transformación. Supimos de sus autoridades y nos presentamos al Sr Domenech, Presidente, para tratar la viabilidad de nuestro proyecto y redactar las condiciones del convenio.

Concurrimos a una reunión de Comosión Directiva y nos recibieron muy bien. Allí nos enteramos que otro italiano había sido el "alma mater" de la Sociedad Cosmopolita de Socorro Mutuo" de Escobar: Don Francisco Lauría. El mismo que fundó el periódico escobarense El Imparcial, la Sala de Primeros Auxilios y promovió la construcción de un Panteón en el cementerio para los asociados fallecidos. Hoy la Sala de primeros auxilios ha sido fagocitada por el edificio Municipal y la Sociedad Cosmopolita alberga al Museo Municipal con el nombre del extinto Dr. Agustín Campiglia; es con cierta tristeza observar que en ninguno de los dos sitios haya un evidente signo recordatorio de lo que fue Don Francisco Lauría. Tuve la ocasión de visitar a don Francisco en su casa, Calle J.P. Asborno, frente a la plaza, poco antes de su desaparición física. Ya no podía caminar, a pesar de su bastón lustrado, y durante las mañanas de sol observaba los sucesos de la calle, ocupando su silla bien acolchada, desde la entrada del zaguán. Como buen siciliano, conservaba en su mirada indagadora un brillo que delataba las inquitudes de su proficua vida pasada. No lo volví a ver más.

Con la Comisión D. de la Cosmopolita acordamos que: A) La colectividad italiana funcionaría como una comisión de Fiestas de la Institución. B) Los trabajos de remodelación correrían por nuestra cuenta.C) Todas las instalaciones de la Sociedad estaban a nuestra disposición.D) Nos obligaron a abonar una cuota mensual en concepto de alquiler, y por tal motivo firmamos un contrato por la durada de dos años.
Ya en el mes de julio de 1952 elaboramos un plan de trabajos a realizar en el prado. En esa época nuestros ingresos eran holgados, no disponíamos de capital alguno, así acordamos promover la creación de un fondo mediante el aporte de una suma de dinero conforme a la disponibilidad de cada uno. Para no entorpecer nuestro vital trabajo diario, decidimos trabajar de noche, de lunes a viernes, mientras que los sábados y domingos se ocupaban algunas horas durante el día.
Para octubre del mismo año pudimos concluir una amplia pista de baile al aire libre, un depósito, un bar, sanitarios de ambo sexos, renovación total de la instalación eléctrica y un modesto escenario para uso de las orquestas. También fijamos el día de la inauguración: el domingo 9 de noviembre. Como exigía la usanza de la época, contratamos la orquesta Italjazz y el cuarteto típico de Alberto Del Solar. Ese día todo estaba preparado para el gran acontecimiento. Repasamos cuidadosamente todo lo que estaba previsto: no faltaba nada. La función empezaría a las 21 horas. Nos habían advertido que no era una hora apropiada para el comienzo de una función de baile, pero los afiches ya estaban impresos y, por necesidad, tuvimos que adaptarnos a las exigencia de la concurrencia.
Las orquestas llegaron de Buenos aires, y mientras el público se acomodaba, conversaban sobre quien iba a actuar primero. No hubo necesidad: apareció una secuela de relámpagos y truenos y al rato se desató un tremendo chaparrón que nos aguó el prado, el público, la pista y, también, todos nuestros proyectos de la fiesta de inauguración. Con suma amargura devolvimos el dinero al poco público que había concurrido y luego se procedió a hacer una colecta entre todos nosotros para pagar el 50% a las orquestas como estipulaba el contrato.

El comienzo estuvo pésimo, pero no nos perdimos de ánimo. Programamos las veladas para el próximo fin de semana: así todos los fines de semana hubo baile en el prado.
Como negocio fue muy malo, pero logramos  noclear a todos los inmigrantes italianos: habíamos dado vida al "Círcolo Italiano de Escobar". Organizamos un equipo de fútbol, con el cual participamos exitosamente en la Liga Escobarense. Memorable quedó nuestra carroza que participó en el desfile de la carnaval de 1957 y fue gratificada con el primer premio. La misma llevaba la leyenda "TABERNA DOÑA PEPA".



La Comisión Directiva del Circolo Italiano, para esa época, estaba integrada por: Canio Nicolás Iacouzzi, Presidente; Aldo Mazzaro, Vice Presidente. Danilo Ponte, Secretario. Vinicio Completa, Pro Secretario. Domenico Straccia, tesorero. Ferrucio Fiorenzoni, Pro Tesorero. Vocales: Armando Ammazzalorso, Dorval del Zotto, Virgilio Forzatti, Carmelo Leonardi, Mario Pascale, Corrado De Palma. Esta Comisión es la misma que figura en la foto anexada.
Muchos de los jóvenes que concurrían a esos bailes formaron pareja, se casaron y ahora son abuelos.
Con el paso de los años, el interés por el prado de la Cosmopolita fue decayendo, y también la suerte del Circolo Italiano de Escobar. La presencia de la Dálmine en la Ciudad de Campana provocó un verdadero éxodo de inmigrantes italianos hacia esa ciudad y, por tal motivo, pudimos estirar nuestra presencia, como institución hasta el final de 1959.
Luego devolvimos las instalaciones del Prado a sus legítimos dueños: a la Comisión Directiva de la Sociedad Cosmopolita de Escobar, y no se habló más del Círcolo Italiano de Escobar.
                                                                                                                           Canio Nicolás Iacouzzi