EL PRESENTE ESTUDIO DE LA PLAZA GRAL. DON JOSÉ DE SAN MARTÍN – AUTORES: BEATRIZ DONADIO, MARÍA CRISTINA AGUIRRE Y MABEL PAITA, PARA LA CÁTEDRA DE LENGUAJES ARTÍSTICOS I DE LA TECNICATURA EN GESTIÓN CULTURAL DE LA UNIVERSIDAD DE MAR DEL PLATA. FORMA PARTE DEL ARCHIVO DEL MUSEO CAMPIGLIA Y DE LA DIRECCIÓN MUNICIPAL DE INVESTIGACIONES HISTÓRICAS.
INTERPRETACIÓN DE LENGUAJES ARTISTICOS: CONTEXTO DE EMERGENCIA DESDE BELÉN DE ESCOBAR.
Los objetos seleccionados para el desarrollo del presente trabajo están ubicados espacialmente en la ciudad de Belén de Escobar, Buenos Aires. Belén nace a la vera del colonial Camino Real, sendero de carretas que en la actualidad corresponde al trazado de la Autopista Panamericana, Acceso Norte (Km50).
Si bien no podemos decir que el surgimiento de Belén obedeciera a un acto fundacional por piedra fundamental, si podemos hacer mención del criterio de su fundación a partir de la fecha de construcción de la estación ferroviaria (Escobar) y el consiguiente remate de terrenos linderos (1887), como sucediera con el origen de muchos pueblos del interior de nuestra provincia y de nuestro país.
Entre 1860 y 1914 nuestro país se insertó en la economía mundial como uno de los más importantes productores de alimentos. La Argentina se vinculó con las naciones mas desarrolladas de ese momento, en particular con gran Bretaña. De esta asociación surgió un modelo económico que los especialistas han llamado agro-exportador, o también modelo de crecimiento hacia afuera o economía abierta. El diseño de este modelo de país – La Argentina agroexportadora – estuvo determinado por tres procesos históricos: por un lado, la federalización de Buenos Aires, transformación de la ciudad puerto en la Capital del país; la conquista del desierto, incorporación de grandes extensiones de territorio y exterminio de quienes lo ocupaban; y finalmente, el aporte poblacional y cultural de la inmigración europea.
Este modelo fue muy beneficioso para las potencias industriales europeas y para algunos sectores locales, pero no todos los estratos sociales recibieron los beneficios del crecimiento económico.
Entre 1880 y 1911 se construyeron la totalidad de puertos de ultramar. Los ferrocarriles materializaron la infraestructura que dio unidad económica y política al país. Sus líneas troncales quedaron trazadas entre 1860 y 1890.
Posibilitaron concretar la concepción de “Argentina, granero del mundo” en el esquema de la división internacional del trabajo. La relación inseparable de ferrocarril –puerto constituyó la primera imagen de la revolución industrial en el país, fruto de una transculturización eminentemente británica en lo que a organización técnica e imagen arquitectónica se refiere.
Posibilitaron concretar la concepción de “Argentina, granero del mundo” en el esquema de la división internacional del trabajo. La relación inseparable de ferrocarril –puerto constituyó la primera imagen de la revolución industrial en el país, fruto de una transculturización eminentemente británica en lo que a organización técnica e imagen arquitectónica se refiere.
El imperio inglés dio lugar a ferrocarriles, puertos y mercados de concentración, para las comunicaciones, comercialización y exportación, silos, depósitos, molinos, puertos. Como ya se explicitó, el hierro evolucionó la arquitectura. En Inglaterra tuvieron lugar avances decisivos que permitieron a fines del siglo XIX, aumentar la producción hasta el nivel necesario de las nuevas exigencias. Dentro del esquema satisfacción productiva, la principal producción de la campiña escobarense era agrícola, transportándose al puerto a través del ferrocarril.
Las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX coinciden con la expansión del capitalismo. Fueron tiempos de apogeo de la burguesía europea. La burguesía de los países industrializados confió en el progreso económico continuo y en el avance científico; se sintió dueña del mundo, protagonista y beneficiaria de una nueva civilización. Los profesionales europeos (espacialmente contratados por las colectividades) traían sus propias técnicas. Los estudiantes locales iban a perfeccionarse a Europa, representante de la civilización. Con todo esto se construye lo propio, lo nacional.
Las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX coinciden con la expansión del capitalismo. Fueron tiempos de apogeo de la burguesía europea. La burguesía de los países industrializados confió en el progreso económico continuo y en el avance científico; se sintió dueña del mundo, protagonista y beneficiaria de una nueva civilización. Los profesionales europeos (espacialmente contratados por las colectividades) traían sus propias técnicas. Los estudiantes locales iban a perfeccionarse a Europa, representante de la civilización. Con todo esto se construye lo propio, lo nacional.
Dentro del proceso histórico, tuvo influencia decisiva la implementación de políticas que obedecían l proyecto de la Generación del 80. Europa, centro de la civilización, debía ser imitada, importada. Un reducido grupo tuvo a su cargo las funciones políticas, económicas, militares y religiosas. Combinaba poder económico y poder político y una gran influencia de las corrientes de pensamiento y culturales europeas.
Junto a la idea de la modernización social debemos considerar que el país se urbanizó intensamente durante la etapa agroexportadora, pero dicha urbanización no se debió a la industrialización y al desarrollo de los trabajadores. Quizás haya sido el ferrocarril la estrategia más coherente y sistemática – en función del esquema agroexportadora ligado al proyecto hegemónico inglés – de explotación y organización del espacio pampeano, produciendo un impacto importante sobre el sistema preexistente. El ferrocarril generó un segundo trazado urbano: el distrito de la Estación, y por el otro lado generó pequeños poblados alrededor de las estaciones intermedias, como el caso de Escobar.
Una política de inmigración masiva permitía ocupar rápidamente áreas geográficas casi despobladas y contribuía a la una europeización del país. Acompañando a la conquista armada se había ido instalando la inmigración dirigida; y en el último tercio del siglo pasado, consolidada la apropiación y al calor del programa liberal europeísta comienza la inmigración espontánea y se diseñan los nuevos asentamientos. A las estaciones de ferrocarril le suceden las humildes arquitecturas italianizantes. De 1880 a 1890 el poblamiento es constante y de 1900 a 1915 se crece explosivamente; la mitad son extranjeros.
“Si bien puede decirse que el eclecticismo en la Argentina durante los últimos decenios del siglo XIX se desarrolla en correspondencia casi lineal con lo que sucede en el campo internacional hay una característica que lo diferencia notablemente de las realizaciones centrales: su relación directa con la composición de la sociedad. En efecto, las divergencias que comienzan a plantearse a fines del ochocientos – cuando la inmigración europea se hace masiva – entre la élite tradicional y las diversas colectividades extranjeras que aglutinan a un importante sector de la población, encuentran en la disponibilidad de estilos una forma de representación funcional a sus necesidades”[1]
Hacia 1880 se suceden, especialmente en la arquitectura, los estilos históricos, se yuxtaponen o se combinan, en todos los países europeos e incluso, americanos (eclecticismo histórico). La tendencia dominante es la de un neo renacimiento. El renacimiento y su consecuencia barroca agradan a la burguesía. Los cambios sociales, causados tanto por la modificación del estilo de vida de las clases altas como por la influencia de la inmigración masiva, incidieron así en el carácter global de la arquitectura argentina.
En el contexto de la organización y la europeización, el proceso que aspira a afirmar los caracteres de una gran nación, quiere consolidar en una sola idea lo nacional y lo universal (por europeo). Es decir, que para ser una gran nación Argentina, hay que ser como una gran nación europea. El país avanzaba hacia la consolidación de un Estado Nacional y la cultura europeizante se convertía en hegemónica, es decir no se vería expuesta al desafío planteado por la existencia de la cultura indígena (la barbarie).
El resabio hispanizante del antecedente colonial y poscolonial debe ser erradicado a favor de una actualización que implica una “des criollización”, siendo lo criollo quizás un signo sino de la barbarie infamante, al menos del atraso vergonzoso (transformación del estilo colonial del Colegio Santa María). La universalización del gusto renacentista –italianizante en todo el país coincidió con el período de renovación de importantísimos edificios públicos, significativos para el paisaje urbano; fue posible entre otras causas, por la presencia de profesionales y artesanos de origen italiano, quienes no solo difundieron el estilo en el cual se había formado académicamente sino que, en el caso de los operarios, tuvieron amplia capacidad e idoneidad técnica para materializarlo. Fue una transculturización a nivel humano que, en una coyuntura excepcional, produjo la modificación del gusto estilístico; la inmigración masiva enfatizaría aún más esta situación (edificio del Águila de 1890 frente a la Plaza San Martín).
El eclecticismo histórico es la yuxtaposición y combinación de distintos estilos históricos. La escultura resultó un buen soporte para el academicismo ecléctico. Se da entre 1880 y 1910, donde todo se puebla de estatuas realistas en piedra o mármol. Se realizan monumentos de conmemoración histórica, decoraciones de edificios públicos con alegorías y desnudos, y a veces con retratos de grandes hombres.
En América se apreciaron las técnicas y los temas de los escultores franceses. En general, se trató de un realismo de compromiso. Se puede encontrar en cada composición la alianza de elementos opuestos es estilo, criterio básico de la nueva tendencia realista americana. En esta tendencia hay yuxtaposición de elementos: a) clásicos y realistas, o b) clásicos y románticos, o c) realistas y románticos.
Las corrientes migratorias llegaron a Escobar (italianos, españoles, japoneses, portugueses), siendo la colectividad italiana la de mayor presencia e influencia; a tal punto que se creó la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos y posteriormente, la Sociedad Cosmopolita, que nucleaba a los excluidos de la primera.
Dentro de estos inmigrantes se encontraba J.P. Asborno, italiano, propietario de la construcción de 1890, ubicada frente a la plaza. El análisis arquitectónico de la fachada, responde a elementos de significación europea (pilastras, frontis, capiteles, molduras), interpretados con materiales locales; transculturización de lenguajes estéticos y apropiación de contenidos, que pasarían a configurar el hábitat urbano y su arquitectura. Esta casa, instalada en su centro, por la naturaleza de su estructura y materialidad, es un continente de la memoria comunitaria y por su concentración, es el lugar de mayor intensidad de dicha memoria. Esta construcción es representativa de la evolución histórica reseñada, pudiendo considerársela un patrimonio cultural en cuento permite una lectura integrada de la memoria, dándonos referentes, o siendo un soporte tangible de la actividad humana, trascendiendo sus propias circunstancias culturales.
Mencionábamos la ubicación de dicha construcción frente a la plaza, respondiendo esto al modelo español de distribución de iglesia, edificios públicos y viviendas de “vecinos respetables”. Lo fundamental era su centralidad física y su connotación simbólica. En un principio era simple tierra, trazándose luego los caminos que respondían al modelo precitado. La ausencia de especies vegetales era su característica. El modelo francés es el que lo transforma con la incorporación de árboles de amplio follaje y canteros florales. Es interesante citar, en cuanto a la parquización de la Plaza Gral. San Martín de Belén de Escobar, que la variedad de especies proviene de diferentes continentes, siendo de origen autóctono solo el ceibo, incorporado en tiempos recientes.
Son parte de la estética de la plaza que en su mayoría no tienen un valor de vanguardia, sino que responden a una concepción historicista nacional (pirámide de Mayo, busto Gral. San Martín, J.D Perón y Eva Duarte, o local (Doña Eugenia T de Cruz y el bombero voluntario). Su lenguaje evidencia yuxtaposición de elementos clásicos y realistas. Considerando el monumento a la madre, apreciamos que su lenguaje artístico evidencia elementos eclécticos modernistas. Dentro del diseño de la plaza, la materialización de las estatuas responde a la construcción de la identidad local y nacional y su correlativa jerarquía de valores. Son objetos culturales, que gozan de representatividad y sentido en un contexto temporo-espacial en permanente transformación y que remiten a la dinámica inherente a los procesos culturales. La utilización de determinados materiales y las técnicas empleadas para su construcción responden tanto a su costo como a su perdurabilidad.
Las luminarias de la primera época de la plaza, de hierro de fundición construida de acuerdo a los valores estéticos de aquel tiempo, fueron sustituidas por otras de igual función, pero que responden a criterios estéticos actuales, al igual que los materiales utilizados y la tecnología.
El otro objeto de análisis ha sido la Parroquia. Los elementos que nos llevaron a concluir erróneamente que su estilo era romano son los siguientes: su diseño original contemplaba la construcción de tres naves, planta longitudinal con ábside en la cabecera, arcos laterales de medio punto, y el vitreaux que se encuentra en la base de la torre, de forma cuadrílove, con la finalidad de ornamentar e iluminar. Haciendo un análisis más exhaustivo acordamos que el lenguaje arquitectónico es ecléctico, con predominio del neogótico en la fachada; arco apuntado a modo de moldura ubicado en la parte superior del portal principal, también llamado de ojiva, flanqueado por pilastras, cada una de las cuales remata en capitel con pináculo. Estos capiteles conforman la base de la moldura que termina en ángulo, dando marco al arco de ojiva apuntado. En la parte superior de la entrada podemos apreciar una serie de molduras que ornamentan la base de la torre. Por sobre las pilastras observamos pináculos neogóticos, que se repiten antes del remate de la torre, el cual es facetado.
La fachada de la Parroquia Natividad del Nuestro Señor Jesucristo se asemeja a la de la Iglesia Stella Maris (ciudad de Mar del Plata) de estilo neogótico.[2] Ambas son contemporáneas y fueron inauguradas en las primeras décadas del siglo XX. Describiendo el interior, el fresco que se encuentra en la cúpula, sobre el ábside, es de estilo renacentista. La superficie de las paredes laterales están repartidas en alternancia con arcos de medio punto (estilo romano), pilastras que rematan en capitel, y arcos de estilo neogótico. La parte superior de las aberturas laterales y la que da acceso al coro, rematan en frontis neoclásico.
La bóveda de cañón, realizada en una malla de hilo metálico, está revestida por mampostería de yeso o estuco, con ornamentaciones en relieve (bóveda con aplicación de técnica de hilo metálico decorado) La lectura de carácter ecléctico de la Parroquia nos remite a una evolución histórica que se relaciona con los aportes culturales de las corrientes migratorias, y la incorporación de materiales (ej. Cemento, chapas de cinc, hierro) y técnicas, proporcionados por la Revolución Industrial. Cabe recordar que apenas tres décadas antes, las capillas consistían en precarias construcciones, generalmente, de pared de ladrillos asentados en barro y techo de paja cabridas de madera. La arquitectura tiene un carácter singular según la naturaleza de los materiales que le dan forma, y generalmente trasciende a su circunstancia cultural. Trascendencia que hace falta decodificar para entenderla, pues la nuestra es otra cultura y otra circunstancia.
La Iglesia y la Plaza eran dos centros de relación e integración de la población de Belén. Cuando concluía el oficio religioso la gente se reunía en la plaza a tal punto esto era importante en la sociedad de aquella época, que el primer cruce adoquinado fue el de la calle que las une. Con la evolución de la cultura las funciones se fueron complejizando y los ámbitos arquitectónicos se hicieron las específicos según la naturaleza del contenido: los de habitar, los sagrados, los de trabajo. Respuestas que son continentes e contenido y que les dan razón de ser.
El último elemento tomado para el análisis es el Colegio Santa María. Las construcciones se supone datan de las últimas décadas del siglo XIX, guardando un estilo colonial, en estrecha relación con la colonización hispánica. Con el crecimiento poblacional y con el bagaje cultural de las corrientes migratorias, los edificios originales fueron sufriendo sucesivas modificaciones, de contenido neoclásico, conservando elementos originarios de la etapa colonial (rejas, puerta de ochava, ladrillos asentados en barro, etc.). Puede decirse que este edificio significa otro referente de la historia general y cultural, cuyo proceso evolutivo contiene las causas y muestra las evidencias de una conformación ecléctica; una concepción arquitectónica en la cual se desarrollaba un quehacer educativo, trascendió este ámbito y resultó un aporte para la construcción social del imaginario de la comunidad.
Hemos analizado parte de la construcción arquitectónica de una ciudad, que puede ser considerada un fragmento o mosaico de la historia cultural argentina, a su vez estructurada en un contexto universal. Cada elemento analizado condensa en sí mismo el bagaje de su génesis, su revelación {on nos introduce en matices históricos, científicos, técnicos, sociales, que construyen su unidad y sentido. El hombre construye la ciudad y la ciudad lo construye a él.
Los conjuntos urbanos tienen valor como testigos de la cultura espiritual, material y tecnológica que les dio origen y sentido, siendo los referentes de la memoria, no importando solamente su calidad estética o material, sino su capacidad de soporte de la memoria colectiva. La memoria no es solo la de los vencedores bélicos o culturales, cada pueblo en un grado de madurez debe integrar todo el espectro de referentes que componen la memoria regional (etapa indígena, colonial, independencia, inmigración o la interacción con las corrientes culturales vecinas, componiendo la síntesis actual).
El hombre debe tener como uno de sus derechos fundamentales el reconocimiento y goce espiritual de sus raíces, expresadas en el patrimonio cultural, del cual es depositario, custodio y hacedor para las generaciones futuras. La voluntad de conservar los referentes culturales consiste en hacerlos trascendentes a su circunstancia original, transformándolos en parte de la memoria colectiva viva.
BIBLIOGRAFÍA
BURUCÚA, José Emilio. “Nueva Historia Argentina. Arte, Sociedad y Política. BsAs 1999
BERJMAN, Sonia. “El tiempo de los parques. BsAs 1992
ALIATA, Fernando. “Eclecticismo y arte nuevo: la obra de Virginio Colombo en Buenos Aires” BsAs 1997.
Publicación de la Academia Nacional de Bellas Artes.1969BsAs.Estancias TII
RAMOS, Jorge.”Pampa argentina. Arquitectura, ambiente y cultura. Ed. Corregidor.
ROMERO, José Luís – ROMERO, Luis Alberto. “Historia de cuatro siglos” Ed. Altamira.
MORENO, Carlos. “Yendo, viniendo y poblando españoles y criollos. Larga historia de amores y desamores” T.I BsAs 1996.
Enciclopedia Hispánica Volumen 12 1996. EEUU Talleres Rand Mc Nally & Company.
http://www.archivo.gov.ar/
http://www.argenet.com.ar/
[1] Aliata, Fernando. “Eclecticismo y arte nuevo”
[2] Estilos arquitectónicos. www.argenet.com.ar/emtur/arq.html